1.11.12

un cementerio sin difuntos...

campo santo en Finisterre


Mucho se ha hablado y escrito del singular camposanto de Finisterre, que hasta la fecha de redacción de este post, sigue sin uso. Independientemente del por qué, un cementerio sin difuntos, no es un cementerio. Será una escultura, una alegoría, un monumento...será lo que sea, pero no un cementerio. Del mismo modo que una escuela sin niños no es una escuela; un cementerio sin difuntos, no es un cementerio. 

No seré yo quien cuestione la calidad de la intervención o su poesía con el entorno buscando la recuperación de la tradición y el rito de enterramiento ancestral o mil y una poesías que han llevado a formalizar estos volúmenes. Pero como obra arquitectónica (y perdónenme los mil y un críticos y premios al respecto) sinceramente, a la vista está, no funciona. 

Entiendo la arquitectura como la materialización física de un uso concreto, sea ésta en forma de espacio público o de edificio construido y hasta diría yo en forma de mobiliario, pero siempre con el fin de ser utilizado.

De hecho, ¿qué es sino la función lo que distingue una escultura de una obra arquitectónica?... 
 
Casi 10 diez años después, añado este enlace...para seguir invitando a la reflexión:
 

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