2.4.20

Nada volverá a ser igual...¿afortunadamente?

Nada volverá a ser igual.

El responsable: el COVID-19, un microorganismo de entre 80 y 220 nanómetros (un nanómetro es la millonésima parte de un milímetro). 



Esta vez no ha sido una crisis económica mundial, ni un conflicto bélico entre súper potencias ni el descubrimiento de una nueva fuente ilimitada de energía o de vida extraterrestre; ha bastado un microorganismo para poner en jaque a toda la humanidad en su momento de mayor apogeo científico y tecnológico.

Es este un mundo globalizado donde un mensaje de WhatsApp enviado desde A Coruña puede ser leído a la vez en New York, Tokio o Sídney, o donde desde el salón de tu casa puedes comprar una lámpara fabricada en Dinamarca o seguir a través de tu teléfono el paseo de un robot en Marte. En ese mismo mundo ha sido donde un virus en menos de tres meses ha circundado el planeta recluyendo a toda la humanidad en nuestras casas.


Y nada volverá a ser igual...¿afortunadamente?..dependerá de como replanteemos los hábitos, modelos y las formas de vivir, de relacionarnos y de ocupar el territorio.

Ha cambiado irreversiblemente la escala de valores, los hábitos de consumo, las medidas de higiene, han cambiado para siempre los órdenes de prioridades y tantas otras cosas que aún están por saber, y eso, como ha sido desde que salimos de las cavernas, quedará plasmado en el territorio a través de los espacios construídos en primera escala y en el territorio ocupado en la escala global.

Quedarán por resolver cuestiones como qué hacer con el viejo modelo del que hemos venido abusando y cómo adaptarnos (una vez más) a las condiciones que el medio nos impone. Ya ha pasado innumerables veces en el pasado. Grandes culturas se han disuelto y se han perdido en la memoria de la humanidad...creíamos que todo esto no iba con nosotros...y somos nosotros los que no estábamos yendo con nuestra propia historia.


Hay una España vaciada que aguarda desde hace un siglo a que se la vuelva a habitar. Hay unos usos y costumbres (algunos ya perdidos) que fueron patrimonio inmaterial de nuestros antepasados y que condujeron a la civilización hasta aquí, y que habrá que recuperar.


Hay un planeta que cuidar, unos recursos limitados de los que disponer y sobre todo, hay mucho que aprender de los errores que hemos ido arrastrando hasta llegar aquí.

Toda crisis trae consigo una ventana de oportunidad. Los arquitectos también tenemos trabajo en la reconstrucción de esta sociedad que está por venir, y es nuestra misión la de ser fieles al cambio y conseguir poner la arquitectura y el urbanismo al servicio de la población y del medio ambiente.

Ya está en marcha un laboratorio urbano. Es la Woven City, un prototipo de ciudad inteligente a los pies del monte Fuji, en Japón, desarrollado en colaboración con Toyota Motor Corporation.


Es un asentamiento que ocupa parte de las instalaciones de una antigua fábrica y está pensada para ser <<un laboratorio vivo para probar y mejorar la movilidad, la autonomía, la conectividad, la infraestructura impulsada por hidrógeno y la colaboración en la industria>>.


Ecología y tecnología, desarrollo y sostenibilidad, patrimonio construido y territorio vacante, son las dicotomías y equilibrar su coexistencia, sin duda, será el próximo reto al que se enfrente la humanidad.