La siguiente reflexión ha sido redactada desde la perspectiva del puesto que ostento de arquitecto jefe del área de urbanismo y medio ambiente del ayuntamiento de Arteixo (A Coruña). Sin ningún tipo de complejo y por propia coherencia con los argumentos aquí esgrimidos, abiertamente digo que sí, que para redactar este post he acudido a la IA, si bien es cierto que pasando el filtro éticos, personal y profesional al que insisto, nunca debemos renunciar.
Pues bien...la inteligencia Artificial (IA), es una potentísima herramienta que ha venido para quedarse, por este motivo, veo conveniente comentaros lo siguiente.
Para nuestro quehacer diario, la IA tiene una capacidad casi ilimitada para procesar grandes volúmenes de datos, para modelar escenarios e incluso para extraer conclusiones en forma de informe o documento ad hoc, y todo ello en cuestión de segundos.
La correcta utilización de la IA, no sólo nos aligerará enormemente la carga de trabajo al encomendarle a ella las tareas más tediosas, sino que permitirá que reorientemos nuestras tareas a cuestiones más pragmáticas, creativas y humanas (diseño de procedimientos, diseño de ordenanzas, inspecciones, atención al público, etc.)
Visto el ritmo y crecimiento exponencial que conlleva cualquier nueva tecnología, el proceso de implementación de la IA en la Administración probablemente se produzca en el corto-medio plazo, así que, desde esta fase embrionaria en la que se encuentra la IA, quiero comentar con vosotros las bondades, precauciones y peligros que considero nos puede traer en nuestro quehacer diario.
Entre las principales bondades de la IA, claramente están:
-Agiliza enormemente el análisis predictivo y la síntesis de textos normativos de toda índole.
-Optimiza los tiempos empleados en el estudio y análisis de la norma así como en la redacción de documentos.
-Elabora patrones y modelos de informes y documentos en cuestión de segundos.
-Nos libera tiempo de trabajo tedioso que debemos ir gestionando y redirigiendo a otros campos (diseño de procedimientos, diseño de ordenanzas, inspecciones, atención al público, etc.)
imagen creada por la IA
No obstante, debemos tener en cuenta ciertas precauciones al integrar la IA en nuestros procesos laborales:
-La IA no reemplaza (ni debe hacerlo) el criterio profesional, como tampoco reemplaza la experiencia humana: es preciso tomar a la IA como un apoyo, no como una autoridad.
-La IA utiliza el espectro completo de la WEB, donde no toda la información es veraz. Por este motivo, los datos o conclusiones de la IA que se utilicen, deben ser verificados y cuestionados, para evitar conclusiones erróneas y fallos o defectos en nuestros procedimientos.
-Es esencial que nos aseguremos que su aplicación sea ética, equitativa y respetuosa con los marcos legales, con los derechos y obligaciones laborales y con los derechos de los ciudadanos.
-Toda herramienta de IA que se utilice, debe ser transparente en su funcionamiento y su uso no debe ser ni un tabú ni algo que deba ocultarse a compañeros y superiores jerárquicos. No olvidemos que la IA elabora y propone, pero las personas disponemos, firmamos y respondemos en última instancia de ello.
Por último, como cualquier herramienta física o virtual, debemos tener en cuenta también los peligros que el uso de la IA puede acarrear:
-La IA deshumaniza, en cierta medida, una parte del trabajo, máxime si no se tiene la capacidad de destilar, filtrar y corregir los resultados de las búsquedas, ya que, como he dicho anteriormente, no es una tecnología infalible.
-Por la rápida recompensa que nos proporciona, puede llegar a crear una dependencia excesiva que haga debilitar el criterio técnico.
-No debe sustituir nuestra capacidad creativa ni mermar o contaminar las relaciones humanas, esto es precisamente lo que siempre nos diferenciará de la IA.
En definitiva, la IA es una poderosa herramienta que puede ayudarnos a mejorar enormemente la eficiencia de los procedimientos y la eficacia de nuestros actos y procedimientos administrativos. Es nuestra responsabilidad aprovechar las virtudes de esta tecnología, al tiempo que debemos mantener una mirada crítica, reflexiva y responsable sobre su utilización.